22 de junio de 2011

Carrusel de contratos: Meléndez deja su inocencia a un lado



POR JUAN CARLOS MILLÁN GUZMÁN
Una vez se dio inicio a la diligencia en la que el exsubdirector técnico y jurídico del IDU, Inocencio Meléndez, rinde su declaración respecto a la participación del senador Iván Moreno en el denominado carrusel de las contrataciones, el procurador puso en conocimiento de las generalidades del proceso, tras las cuales el ex funcionario solicitó la posibilidad de hacer un juramento de acuerdo con el cual contaría la verdad sobre el escándalo.
“Con los recursos que se contaban para 2008 se diseñó un contrato bien particular”, declaró Meléndez, explicando que se había determinado subdividir a la ciudad en seis zonas distintas, de manera que ningún contratista pudiera tener dos contratos de este tipo al mismo tiempo.
No obstante reconocer que dos de estos contratos afrontan problemas en la actualidad, el exfuncionario declaró que el procedimiento estaba blindado, así como que la totalidad de los contratos estaban soportados en vigencias futuras hasta el año 2012, de manera que no se tuviera problemas en la ejecución de obras de la malla vial de la ciudad.
'LA DOCTORA' Y 'EL JEFE'
De acuerdo con Meléndez, hacia el 26 de diciembre se celebró la audiencia de cierre para la adjudicación de los contratos en el Hotel Bacatá, la cual si bien se llevó a cabo en medio de estrictas medidas de seguridad, no contó con la participación directa de la subdirección técnica legal.
Para los casos de Julio Gómez, Emilio Tapia y Álvaro Dávila, el exfuncionario relató que estas personas buscaban que les fueran adjudicadas cinco de las seis propuestas, puesto que dentro del citado hotel no recordaba haber visto a ninguno de los oferentes.
Durante la entrega del informe de evaluación de las ofertas suscrito por el comité evaluador reunido el 24 de diciembre de 2008, Meléndez se enteró de que había intereses específicos en los contratos 071 y 072, pero prefirió asumir una “actitud de silencio” al considerar que los conceptos debían conservar criterios específicos.
“Cuando llegué a mi casa ese día me llamó el señor Julio Gómez”, afirmó Meléndez, resaltando el hecho de que Gómez le manifestó que no se podían perder los contratos de malla vial; luego se comunicaron con Álvaro Dávila vía telefónica para explicarle como transcurría el proceso licitatorio. “A Samuel Moreno le decíamos la doctora y a Iván Moreno el jefe”. Según el testimonio, Meléndez sería apodado como Juntaquinte.
Yuri Chillán se habría comunicado también con la entonces directora del IDU, Liliana Pardo, para inquirir sobre la suerte de esos contratos, por cuya adjudicación estarían interesados Dávila y Moreno, a quienes apodaban “los paralelos”, de acuerdo con Luis Eduardo Montenegro, quien a su turno también obedecía órdenes de ellos –Iván Moreno incluido-.
“Las órdenes llegaban al IDU a través de Iván Moreno”, afirmó Meléndez explicando que la adjudicación de la séptima decidió postergarse porque había varios interesados en su adjudicación, además de reconocer que Liliana Pardo y Montenegro no tenían buenas relaciones y discrepaban de las maneras en las que se adicionarían recursos para la construcción de la Carrera Séptima y la Avenida 26.
'LOS PARALELOS'
“Hay que verificar quiénes serian los contratistas del grupo centro de malla vial”, declaró Meléndez insistiendo en que tanto Emilio Tapia como Julio Gómez estaban detrás de esos contratos, así como que Tapia había puesto en el cargo al nuevo director del IDU.

“Néstor Eugenio Ramírez era cuota de Emilio Tapia”, afirmó el testigo quien se negó a adicionar el contrato de la Séptima pese a la expresa solicitud del alcalde Samuel Moreno.
“Ellos, ‘los paralelos’, se reunían en diferentes sitios: Miami, diferentes cafeterías, por allá en el Colón y la 106, así como en la casa y las oficinas de Emilio Tapia; eso era como la casa en el aire”, argumentó Meléndez, quien indicó que el grupo se refería a los Moreno con el apelativo de “La Casa”.
“No obstante las presiones, no se adjudicaron los contratos a los otros grupos; pero pretendían que los dos que ganaron fueran los de mayor precio, lo que tampoco se logró”, aseveró el exfuncionario.


AMISTADES PELIGROSAS
“Al señor Guido Nule lo conocí, con Miguel coincidí en varios sitios y viajamos juntos a Montería aunque no en los mismos asientos”, describió Meléndez a la par de relatar otros encuentros de carácter social; reuniones y parrandas vallenatas durante las que además coincidía con Mauricio Galofre.
“El señor Julio Gómez participó en la campaña del alcalde y participó en la designación de algunos funcionarios del IDU”, aseveró Meléndez indicando que en efecto había oficinas paralelas en cada área importante de la entidad relacionada con temas de contratación.
“Yo no controlaba los aspectos ni las decisiones jurídicas de la entidad (…) cuando yo emitía un concepto que les gustaba le caminaban y cuando no me volaban”, aseveró el exfuncionario respecto a la manera en que operarían las diferentes oficinas paralelas de la institución.
“Él (Miguel Nule) se refería a los Moreno Rojas, Álvaro Dávila y Emilio Tapia como el combo”, aseguró Meléndez además de comentar que Dávila había amenazado con “joder” a Nule si no pagaba la suma que se le estaba exigiendo por uno de los contratos.
“Miguel decía que se había encontrado en la sala VIP del muelle internacional con el señor alcalde (Samuel Moreno) y Emilio Tapia, además de señalar que eran unos descarados porque viajaban juntos (…) En esa oportunidad hablaron de 5.000 millones de pesos”, declaró el testigo.
“El ingeniero Luis Eduardo Montenegro le da impulso a la ampliación de uno de los contratos al grupo GTM (propiedad del grupo Nule y Julio Gómez) e invita a todos los grupos a hacer unas reuniones de trabajo en la que se explica la redistribución de los recursos”, afirmó Meléndez, advirtiendo que los demás grupos manifestaron no querer más plata.
“El problema era que en los contratos de malla vial la doctora Liliana quería una sesión total que no era posible”, agregó Meléndez para luego reconocer que los contratistas no tenían manera de presionar a la entonces directora del IDU.
PRINCIPIOS DE UNA AMISTAD
Respecto al apartamento, el carro y $ 200 millones de pesos que le habrían entregado los Nule por sus servicios, Meléndez prefirió abstenerse de declarar y tras invocar el artículo 33 declaró que prefería rendir esa declaración ante los estrados judiciales.
“Sé que Rina Mendoza (exesposa de Miguel Nule) se presentaba a licitar en el IDU a nombre de una empresa del papá, entre 2008 y 2009 según recuerdo”, agregó el testigo al procurar darle respuesta a una de las preguntas formuladas por el abogado de Iván Moreno.
“Yo trabajaba en la Contraloría Distrital cuando conocí a Julio Gómez; yo lo conocí en diciembre de 2005 en una reunión social en casa de Manuel Sánchez donde lo vi por primera vez”, reconoció Meléndez.
“A Emilio Tapia lo conozco porque me lo presenta Julio Gómez en el hotel Casa Medina como para mayo o junio de 2008; recuerdo que fue en una reunión que no tenía nada que ver con el Distrito y me he visto con él después en un club de Sopó con el gabinete distrital y algunos concejales y funcionarios, aunque no estaba el alcalde”, recordó el ex funcionario.
“Él (Emilio Tapia) solía ir a la Cava del Puro en el Centro Andino y también recuerdo haberlo visto en el Tequendama porque me comentó que estaban armando el gabinete en una suite de las residencias”, prosiguió su respuesta Meléndez.
“Álvaro Dávila había sido asesor del IDU para el tema del contrato con el ICA, pero no lo conocía, lo vi por primera vez en el Palacio Liévano junto con Liliana Pardo y el alcalde Moreno en su despacho, era el año de 2006”, aseveró el testigo.
“Como no había relación de los Nule con la doctora Liliana Pardo, el doctor Jaime Granados hablaba con ella en el tema de lo penal y el doctor Álvaro Dávila en el tema administrativo”, explicó Meléndez.
“A todos le tenían sobrenombre, Julio Gómez le decía al alcalde la doctora y también le decía Sammy”, insistió Meléndez, además de aseverar que cuando se hablaba de la adjudicación, celebración de contratos o entrega de anticipos se hacía referencia a Iván Moreno como “el jefe”.

“Me enteré que los Nule me decían ‘Morena mía’ el día de mi imputación, haciendo referencia a un recibo de pago que dio a conocer el fiscal del caso en esa oportunidad”.

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